
Hay alumnos (y alumnas) a quienes les encanta subrayar que son seres olvidadizos, para que el corrector los fustigue y les baje la nota. Así, si por ejemplo no se acuerdan de una característica ---pongamos por caso de la Generación del 98---, dejan un hueco para poner en evidencia su mala cabeza. Moraleja: el corrector no tiene presente el tema que maneja el alumno.
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